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Puerta de un frigorífico llena de imanes y papeles. Freepik
El frigorífico es un electrodoméstico imprescindible en el hogar para conservar los alimentos frescos en condiciones óptimas para su consumo. Puedes encontrarlos en distintos tamaños, materiales, acabados y colores, así como con más o menos prestaciones según sean convencionales o inteligentes.
Pese a que el abanico de este tipo de electrodomésticos entre los que puedes elegir es muy amplio, la mayoría de ellos suelen tener algo en común y es que, tarde o temprano, se transformarán en un colorido escaparate de imanes.
Publicitarios, de eventos o de recuerdos de viajes, propios o ajenos, colocados en la parte frontal de la nevera, acabarán sujetando todo tipo de avisos, listas de compra, menús, fotografías o dibujos infantiles.
Aunque a veces la cosa se puede ir de las manos, y más que un frigorífico puede terminar pareciendo un tablón de anuncios, el motivo por el que deberías retirar estos imanes de tu nevera no es solo estético.
Según los expertos, estas piezas, fabricadas en materiales magnéticos como el acero inoxidable, hierro o aluminio recubiertos de un material magnético como el neodimio, o en níquel, un material ferromagnético imantable, generan campos electromagnéticos muy pequeños que apenas influirán en los refrigeradores convencionales, pero que pueden causar daños en los refrigeradores más modernos.
Post-it sujetos con imanes en la puerta de una nevera. Freepik
La presencia de imanes en los frigoríficos inteligentes o de nueva generación que tienen pantalla táctil puede provocar un mal funcionamiento del aparato, ya que esa pequeña energía magnética que generan podría alterar el sistema eléctrico y la tecnología que controla el dispositivo, afectando así a su rendimiento. Además, a largo plazo podrían provocar un mayor deterioro del electrodoméstico y reducir su vida útil de forma irreversible.
Este perjuicio que pueden provocar los imanes se produciría solo a nivel tecnológico, ya que al estar colocados en el exterior del frigorífico, los expertos aseguran que el campo electromagnético que generan tiene tan poca potencia que en ningún caso va a suponer un problema para los alimentos que están en su interior.
Frente a quienes defienden que los imanes, por su fuerza electromagnética, causan un mayor consumo de electricidad, Endesa señala que es un mito y que por lo tanto se trata de una afirmación falsa, puesto que "esos campos electromagnéticos son tan pequeños que ni siquiera atraviesan la puerta".
Un gesto que sí que afecta a la factura de la luz es abrir la puerta de la nevera muchas veces al cabo del día o abrirla y quedarnos delante pasmados pensando qué es lo que queremos coger. De esta forma, el frío que acumula en su interior se escapa y tiene que generar más energía para volver a enfriar el aire.
Un niño mira en el interior de un frigorífico. Freepik
Si estás encantado con tus imanes, te evocan buenos recuerdos y además te sirven de gran ayuda en tu día a día, no tienes por qué tirarlos ni relegarlos a un cajón. Puedes buscarles otra ubicación más adecuada y para ello tienes distintas alternativas. Puedes colocar una placa de hierro o de metal creada específicamente para colocar sobre ellas los imanes. Otra opción es recurrir a la pintura magnética o imantada y pintar un trozo de pared para colocar en ella tus recuerdos y souvenirs, de manera que los tengas siempre presentes sin necesidad de dañar la nevera. La pizarra magnética también es una buena idea ya que, además, tiene la ventaja de que podrás cambiarla de sitio tantas veces como quieras.
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