Lo que Sandra creía que era una simple gripa a la que debía guardar reposo para estar lista el siguiente día se le convirtió en una pesadilla. Esta mujer de 39 años, habitante de Bendiciones, un corregimiento cercano a Buenaventura a orillas del río del mismo nombre, sintió que ‘la moridera’ rondaba su pequeño cuarto. Así llama Sandra a los terribles síntomas que comienzan a surgir cuando la malaria ha hecho su aparición. Han trascurrido unos meses desde que le dio la enfermedad y esta ama de casa, madre de cinco niños, aún presenta algunos mareos y cuadros de debilidad súbita. Así es la malaria o paludismo, una enfermedad grave y a veces mortal que afecta especialmente a los habitantes del Pacífico colombiano. Se trata de un padecimiento infeccioso producido por un parásito llamado Plasmodium, que trasmite la hembra del mosquito anófeles. El insecto conduce la malaria de una persona enferma a una sana, sucece cuando se alimenta de sangre del afectado con malaria y días después pica a la persona sana. “Son unos síntomas muy horribles. Una reacción en el cuerpo muy fuerte, una maluquera tremenda. Da fiebre, escalofrío, una sed espantosa, yo creí que me iba a morir porque era tanta la debilidad que ni comía” , explica Sandra, al tiempo que recuerda que hace unos años tuvo un episodio similar, pero no tan fuerte. A su esposo y dos de sus hijos ya les dio malaria y sufre porque “eso es muy jodido, pobrecitos mis niños” . Para fortuna de la familia, todos han sobrevivido. Pero el temor permanece. No es para menos, el año pasado ingresaron al sistema de vigilancia epidemiológica 61.339 casos de malaria no complicada y 948 casos con una intensidad fuera de lo normal que puso en riesgo la vida de los afectados. Nariño y Chocó son los departamentos más comprometidos y por debajo se encuentran Cauca y Valle. Un investigador enseña una muestra con sangre contaminada de malaria. ©JAIR F. COLL Para enfrentar este delicado padecimiento, el país cuenta con una tropilla de cincuenta expertos liderados por uno de los científicos más conocedores de la malaria en el mundo, el doctor Sócrates Herrera Valencia. Desde su ‘bunker’ en el Centro de Investigación Científica Caucaseco, situado en zona rural de Cali, el médico tolimense recuerda sus más de 30 años enfrentando una enfermedad que al año genera cerca de 270 millones de casos en el mundo. “El Valle y Cauca tienen una cantidad muy baja de malaria comparada con otros. En el 2016 se produjo un fenómeno que nos afectó y provocó una epidemia en la que se duplicaron los casos. Pasar de 40.000 a 90.0000 eso es enorme. En Chocó y Nariño tenemos un problema serio” , reconoce el científico. Los primeros dos departamentos se aliaron para trabajar de la mano con el médico Sócrates, a través del Sistema General de Regalías. Eso ha permitido diseñar estrategias educativas, de control, atención y prevención que han reducido de manera efectiva los casos. Nariño y Chocó no han adoptado planes similares y justamente es en esos territorios donde la enfermedad se ha duplicado. El médico Sócrates y su equipo han detectado las causas de ese aumento de paludismo que se ha venido presentando sistemáticamente desde el 2016 en el litoral Pacífico. En ese sentido, las zonas maláricas están relacionadas primero con lo rural; segundo, con el conflicto armado; tercero, con los cultivos ilegales y cuarto, con la pobreza. «La gente puede pensar que uno está revolviendo todo, pero no es así. Les pongo un ejemplo, resulta que los mineros son gente pobre, aventureros, que enfermos o aliviados, tienen que luchar por su subsistencia y muchos de ellos andan infectados. En los socavones hay mosquitos, luego los mineros los fines de semana van al caserío más cercano y lógicamente trasladan la malaria de la mina al pueblo. Esas zonas son rurales, tienen sus propios criaderos. Lo que antes se trasmitía en la mina ahora se hace dentro de la casa y el propio caserío porque aquí el minero viene y contamina a sus niños y esposa. Luego se afectan los vecinos, después los turistas, entonces es un ciclo muy complejo». SÓCRATES HERRERA, experto en malaria El médico hace una pausa en su explicación y recuerda como a principios de los años ochenta viajó con una beca de la Organización Mundial de la Salud a Lausana (Suiza) para prepararse como científico y comenzar a estudiar los enigmas que entraña el sistema inmunológico del ser humano. Luego, casi de carambola, terminó viniendo al Valle del Cauca a descifrar el mosquito que infecta de malaria a millones de personas en el mundo. De esta región no piensa marcharse y con su esposa Miryan Arévalo, también científica, trabaja de la mano para aliviar este padecimiento. “De la Universidad de Manizales salí para los Llanos, luego a Bogotá, después a Suiza y estando allá llegó gente de la Universidad del Valle y me dijeron ‘¿Se quiere ir para la del Valle?’, entonces yo dije ‘déjeme yo voy y conozco, no sé si sí o si no’, pero la primera vez que vine aquí me convencieron de que este era un buen vividero y que aquí podíamos trabajar, me vine a probar suerte científica y con el tiempo descubrimos que Cali era el sitio perfecto en Colombia para hacer lo que estamos realizando” . El médico explica que la razón es porque Cali está a dos horas de Buenaventura; a una hora de Tumaco; a otra hora se encuentra Guapi y a un poco más está Quibdó. “Si yo estuviera en Estados Unidos, lo más cerca que tendría para hacer la investigación sería África, Brasil o Colombia, entonces tendría que viajar no sé cuántas horas en avión. Aquí tenemos todo a media o una hora” , dice en medio de sonrisas. Caucaseco cuenta con cerca de 150 micos nocturnos y 9 monos ardillas para realizar pruebas en ellos. ©JAIR F. COLL 90% de las muertes por malaria en el mundo ocurren en África Subsahariana Pero tiene razón. África es el continente con mayor número de casos de malaria en el mundo, pero como dice el científico, “yo tengo toda la malaria que quiera en el Pacífico y eso está muy cerca de donde yo estoy”. Lo otro que resulta muy importante para los investigadores es que la enorme biodiversidad que tiene Colombia permite contar con muchos primates, definitivos para hacer experimentaciones. “Esos micos los logramos conseguir muy recién llegados, entonces hemos tenido más de 30 años a una colonia de micos en las cuales hacemos estudios. Entonces yo en 1990 pude decir ‘tengo el área endémica, tengo al Pacífico, tengo una colonia de micos y tengo laboratorios’. A esto sumamos una colonia de mosquitos, ya que aquí se producen entre 10.000 y 20.000 mosquitos diarios. Esto es una fábrica de mosquitos, entonces desde hace unos 20 años tenemos montado un sistema que es envidiable por cualquier investigador extranjero norteamericano a nivel mundial” . Eso es lo que ha permitido que científicos de Nueva York, Washington, Boston, Londres o Madrid consulten o vengan al Centro de Caucaseco para conocer de cerca el ciclo de la malaria y las investigaciones que se hacen en Colombia. El doctor Sócrates Herrera, a la derecha, junto con un equipo de investigadores de Caucaseco. ©JAIR F. COLL «Nosotros vamos y venimos. Entre el año 2010 y el año pasado fuimos uno de los diez centros de excelencia del mundo financiado por el gobierno de Estados Unidos. En una competencia escogieron 10 centros y ahí caímos nosotros. Además de la financiación del Gobierno de los Estados Unidos (que es parcial), también tenemos recursos de Colciencias y de otros centros y agencias». SÓCRATES HERRERA, experto en malaria Clave, la educación Para este científico la clave para reducir los casos en Colombia está en la educación, no solo para los habitantes en zonas rurales del Pacífico sino también para la comunidad médica que no pocas veces desconoce esta enfermedad. Por eso valora el esfuerzo conjunto con las autoridades del Valle y Cauca porque ha permitido aunar esfuerzos con la academia, los clubes rotarios, las secretarías de salud de Buenaventura y Guapi. Al fin de cuentas se trata de un proyecto multisectorial para plantarle cara al mosquito trasmisor de la malaria. Por eso dice que esta enfermedad es un asunto muy serio y Colombia tiene que prestarle más atención porque la afectación es económica y social, por el alto número de personas que se enferman. Lo peor es que el ciclo puede repetir, una y otra vez, entonces una familia campesina puede ver mermados dramáticamente sus ingresos cuando los proveedores se enferman. “Hace unos días traté a un señor mayor de 75 años, muy achacadito. Toda la vida le había dado malaria y andaba muy asustado porque hacía una semana se le había muerto su esposa por algo diferente. Ahora él creía que tenía los síntomas de su mujer antes de morir, pero no, era malaria. Lo que quiero significar es que esta es una enfermedad diferente a muchas otras, de las que uno se puede contagiar múltiples veces, no hay inmunidad” . Aunque no le gusta hablar mucho de ese tema, SEMANA RURAL conoció que el científico y su equipo van por muy buen camino en su proceso de búsqueda de una vacuna contra la malaria. “Es un proceso lento, esta no es una carrera de relevos, pero ha habido respuestas interesantes” , contó una persona cercana al proceso. Algunas dosis ya han sido aplicadas a seres humanos con buena respuesta, pero todavía falta un gran recorrido experimental. El médico Herrera dice que esos procesos fácilmente pueden demorar entre 20 y 30 años. “Si a uno le va bien y tiene suficientes recursos se tarda 20 años, pero si le va mal se muere sin verla. Estoy diciendo eso porque hay una vacuna que viene probándose en fase tres, es la más avanzada en este momento, está en África y la produjo un consorcio de gente muy poderosa. El departamento de defensa de los Estados Unidos, Bill Gates y otro poco de gente que ha apoyado eso. Imagínese, 30 años para llegar apenas allí”. Los criaderos de mosquitos -en la imagen de la especie Anopheles Albimanus- deben estar bajo condiciones climáticas similares a las del Pacífico, con una temperatura que ronde los 27 grados celsius y un nivel de humedad entre 80 y 90. ©JAIR F. COLL «La vacuna es un medio no es una meta. Uno pudiera lograr una vacuna y la malaria seguir campante como existen con otras enfermedades que tienen vacuna. Lo que yo pienso es lograr dejar una huella de impacto y de cooperación para que la gente que es menos favorecida del país y del Planeta haya tenido el apoyo de algo que ha nacido e ido creciendo por terquedad, tenacidad, capricho. Aquí nadie ha venido a decirme “yo le voy a dar tanto para que saque esto adelante”, sino que se trabajó una cantidad de tiempo en la Universidad del Valle, se cumplió el tiempo de jubilación, me jubilé de ahí y seguí haciendo esto por hobbie, entonces sí, he seguido haciendo esto por contribuirle al país y a la región». SÓCRATES HERRERA, experto en malaria Como su vida ha sido de retos, ahora enfrenta una nueva preocupación y es que ha evidenciado un aumento de casos de paludismo en Norte de Santander, que podría deberse a la masiva llegada de venezolanos. “En Cúcuta, por ejemplo, el año pasado aumentaron los casos de alrededor de 50 a más de 1.000. Cuando yo subo de 50 a más de 1.000 es veinte veces de aumento y esos son los que logramos identificar, pero puede haber dos mil, gente que le da miedo venir y contar su caso. Hace poco llegó a Cali un jovencito casi muriéndose de malaria, caso raro” . Entonces ahora está tratando de construir un centro de investigación al oriente del país, pero no es fácil porque los costos son enormes y además es la región más endémica. “A Cúcuta llegan las personas que pasan la frontera del puente, pero las zonas endémicas están en Tibú y es un territorio muy caliente”. Esas son las batallas que el científico y su equipo piensan continuar afrontando porque la meta es eliminar a mediano plazo los casos de malaria en dos poblaciones de Colombia: Buenaventura y Guapi. Han pasado 34 años desde que comenzó su trasegar investigativo, pero para el médico Sócrates es como si la lucha apenas comenzara. ¿Qué hacer para prevenir la malaria? »Mantener libre de maleza los alrededores de la casa »Rellenar los charcos y mantener limpios los desagües »Mantener limpia y protegida las rejillas de las letrinas »Usar toldillo como medida de protección a la hora de dormir o descansar »Vestir con ropa que proteja de picaduras y utilizar repelente en lo posible »Fumigar con insecticida los lugares oscuros o húmedos de la casa »Poner malla en las puertas y ventanas de acceso a la casa »Si sospecha que tiene malaria, hágase la prueba en el centro médico más cercano. Siga el tratamiento hasta el final y trate de aislarse de su entorno familiar a través del uso de los toldillos. POR: Gerardo Quintero | Editor nacional @Gerardoquinte
Lo que Sandra creía que era una simple gripa a la que debía guardar reposo para estar lista el siguiente día se le convirtió en una pesadilla. Esta mujer de 39 años, habitante de Bendiciones, un corregimiento cercano a Buenaventura a orillas del río del mismo nombre, sintió que ‘la moridera’ rondaba su pequeño cuarto. Así llama Sandra a los terribles síntomas que comienzan a surgir cuando la malaria ha hecho su aparición. Han trascurrido unos meses desde que le dio la enfermedad y esta ama de casa, madre de cinco niños, aún presenta algunos mareos y cuadros de debilidad súbita. Así es la malaria o paludismo, una enfermedad grave y a veces mortal que afecta especialmente a los habitantes del Pacífico colombiano. Se trata de un padecimiento infeccioso producido por un parásito llamado Plasmodium, que trasmite la hembra del mosquito anófeles. El insecto conduce la malaria de una persona enferma a una sana, sucece cuando se alimenta de sangre del afectado con malaria y días después pica a la persona sana. “Son unos síntomas muy horribles. Una reacción en el cuerpo muy fuerte, una maluquera tremenda. Da fiebre, escalofrío, una sed espantosa, yo creí que me iba a morir porque era tanta la debilidad que ni comía” , explica Sandra, al tiempo que recuerda que hace unos años tuvo un episodio similar, pero no tan fuerte. A su esposo y dos de sus hijos ya les dio malaria y sufre porque “eso es muy jodido, pobrecitos mis niños” . Para fortuna de la familia, todos han sobrevivido. Pero el temor permanece. No es para menos, el año pasado ingresaron al sistema de vigilancia epidemiológica 61.339 casos de malaria no complicada y 948 casos con una intensidad fuera de lo normal que puso en riesgo la vida de los afectados. Nariño y Chocó son los departamentos más comprometidos y por debajo se encuentran Cauca y Valle.
Un investigador enseña una muestra con sangre contaminada de malaria. ©JAIR F. COLL
Para enfrentar este delicado padecimiento, el país cuenta con una tropilla de cincuenta expertos liderados por uno de los científicos más conocedores de la malaria en el mundo, el doctor Sócrates Herrera Valencia. Desde su ‘bunker’ en el Centro de Investigación Científica Caucaseco, situado en zona rural de Cali, el médico tolimense recuerda sus más de 30 años enfrentando una enfermedad que al año genera cerca de 270 millones de casos en el mundo. “El Valle y Cauca tienen una cantidad muy baja de malaria comparada con otros. En el 2016 se produjo un fenómeno que nos afectó y provocó una epidemia en la que se duplicaron los casos. Pasar de 40.000 a 90.0000 eso es enorme. En Chocó y Nariño tenemos un problema serio” , reconoce el científico. Los primeros dos departamentos se aliaron para trabajar de la mano con el médico Sócrates, a través del Sistema General de Regalías. Eso ha permitido diseñar estrategias educativas, de control, atención y prevención que han reducido de manera efectiva los casos. Nariño y Chocó no han adoptado planes similares y justamente es en esos territorios donde la enfermedad se ha duplicado. El médico Sócrates y su equipo han detectado las causas de ese aumento de paludismo que se ha venido presentando sistemáticamente desde el 2016 en el litoral Pacífico. En ese sentido, las zonas maláricas están relacionadas primero con lo rural; segundo, con el conflicto armado; tercero, con los cultivos ilegales y cuarto, con la pobreza.
«La gente puede pensar que uno está revolviendo todo, pero no es así. Les pongo un ejemplo, resulta que los mineros son gente pobre, aventureros, que enfermos o aliviados, tienen que luchar por su subsistencia y muchos de ellos andan infectados. En los socavones hay mosquitos, luego los mineros los fines de semana van al caserío más cercano y lógicamente trasladan la malaria de la mina al pueblo. Esas zonas son rurales, tienen sus propios criaderos. Lo que antes se trasmitía en la mina ahora se hace dentro de la casa y el propio caserío porque aquí el minero viene y contamina a sus niños y esposa. Luego se afectan los vecinos, después los turistas, entonces es un ciclo muy complejo».
SÓCRATES HERRERA, experto en malaria
El médico hace una pausa en su explicación y recuerda como a principios de los años ochenta viajó con una beca de la Organización Mundial de la Salud a Lausana (Suiza) para prepararse como científico y comenzar a estudiar los enigmas que entraña el sistema inmunológico del ser humano. Luego, casi de carambola, terminó viniendo al Valle del Cauca a descifrar el mosquito que infecta de malaria a millones de personas en el mundo. De esta región no piensa marcharse y con su esposa Miryan Arévalo, también científica, trabaja de la mano para aliviar este padecimiento. “De la Universidad de Manizales salí para los Llanos, luego a Bogotá, después a Suiza y estando allá llegó gente de la Universidad del Valle y me dijeron ‘¿Se quiere ir para la del Valle?’, entonces yo dije ‘déjeme yo voy y conozco, no sé si sí o si no’, pero la primera vez que vine aquí me convencieron de que este era un buen vividero y que aquí podíamos trabajar, me vine a probar suerte científica y con el tiempo descubrimos que Cali era el sitio perfecto en Colombia para hacer lo que estamos realizando” . El médico explica que la razón es porque Cali está a dos horas de Buenaventura; a una hora de Tumaco; a otra hora se encuentra Guapi y a un poco más está Quibdó. “Si yo estuviera en Estados Unidos, lo más cerca que tendría para hacer la investigación sería África, Brasil o Colombia, entonces tendría que viajar no sé cuántas horas en avión. Aquí tenemos todo a media o una hora” , dice en medio de sonrisas.
Caucaseco cuenta con cerca de 150 micos nocturnos y 9 monos ardillas para realizar pruebas en ellos. ©JAIR F. COLL
Pero tiene razón. África es el continente con mayor número de casos de malaria en el mundo, pero como dice el científico, “yo tengo toda la malaria que quiera en el Pacífico y eso está muy cerca de donde yo estoy”. Lo otro que resulta muy importante para los investigadores es que la enorme biodiversidad que tiene Colombia permite contar con muchos primates, definitivos para hacer experimentaciones. “Esos micos los logramos conseguir muy recién llegados, entonces hemos tenido más de 30 años a una colonia de micos en las cuales hacemos estudios. Entonces yo en 1990 pude decir ‘tengo el área endémica, tengo al Pacífico, tengo una colonia de micos y tengo laboratorios’. A esto sumamos una colonia de mosquitos, ya que aquí se producen entre 10.000 y 20.000 mosquitos diarios. Esto es una fábrica de mosquitos, entonces desde hace unos 20 años tenemos montado un sistema que es envidiable por cualquier investigador extranjero norteamericano a nivel mundial” . Eso es lo que ha permitido que científicos de Nueva York, Washington, Boston, Londres o Madrid consulten o vengan al Centro de Caucaseco para conocer de cerca el ciclo de la malaria y las investigaciones que se hacen en Colombia.
El doctor Sócrates Herrera, a la derecha, junto con un equipo de investigadores de Caucaseco. ©JAIR F. COLL
«Nosotros vamos y venimos. Entre el año 2010 y el año pasado fuimos uno de los diez centros de excelencia del mundo financiado por el gobierno de Estados Unidos. En una competencia escogieron 10 centros y ahí caímos nosotros. Además de la financiación del Gobierno de los Estados Unidos (que es parcial), también tenemos recursos de Colciencias y de otros centros y agencias».
SÓCRATES HERRERA, experto en malaria
Clave, la educación Para este científico la clave para reducir los casos en Colombia está en la educación, no solo para los habitantes en zonas rurales del Pacífico sino también para la comunidad médica que no pocas veces desconoce esta enfermedad. Por eso valora el esfuerzo conjunto con las autoridades del Valle y Cauca porque ha permitido aunar esfuerzos con la academia, los clubes rotarios, las secretarías de salud de Buenaventura y Guapi. Al fin de cuentas se trata de un proyecto multisectorial para plantarle cara al mosquito trasmisor de la malaria. Por eso dice que esta enfermedad es un asunto muy serio y Colombia tiene que prestarle más atención porque la afectación es económica y social, por el alto número de personas que se enferman. Lo peor es que el ciclo puede repetir, una y otra vez, entonces una familia campesina puede ver mermados dramáticamente sus ingresos cuando los proveedores se enferman. “Hace unos días traté a un señor mayor de 75 años, muy achacadito. Toda la vida le había dado malaria y andaba muy asustado porque hacía una semana se le había muerto su esposa por algo diferente. Ahora él creía que tenía los síntomas de su mujer antes de morir, pero no, era malaria. Lo que quiero significar es que esta es una enfermedad diferente a muchas otras, de las que uno se puede contagiar múltiples veces, no hay inmunidad” . Aunque no le gusta hablar mucho de ese tema, SEMANA RURAL conoció que el científico y su equipo van por muy buen camino en su proceso de búsqueda de una vacuna contra la malaria. “Es un proceso lento, esta no es una carrera de relevos, pero ha habido respuestas interesantes” , contó una persona cercana al proceso. Algunas dosis ya han sido aplicadas a seres humanos con buena respuesta, pero todavía falta un gran recorrido experimental. El médico Herrera dice que esos procesos fácilmente pueden demorar entre 20 y 30 años. “Si a uno le va bien y tiene suficientes recursos se tarda 20 años, pero si le va mal se muere sin verla. Estoy diciendo eso porque hay una vacuna que viene probándose en fase tres, es la más avanzada en este momento, está en África y la produjo un consorcio de gente muy poderosa. El departamento de defensa de los Estados Unidos, Bill Gates y otro poco de gente que ha apoyado eso. Imagínese, 30 años para llegar apenas allí”.
Los criaderos de mosquitos -en la imagen de la especie Anopheles Albimanus- deben estar bajo condiciones climáticas similares a las del Pacífico, con una temperatura que ronde los 27 grados celsius y un nivel de humedad entre 80 y 90. ©JAIR F. COLL
«La vacuna es un medio no es una meta. Uno pudiera lograr una vacuna y la malaria seguir campante como existen con otras enfermedades que tienen vacuna. Lo que yo pienso es lograr dejar una huella de impacto y de cooperación para que la gente que es menos favorecida del país y del Planeta haya tenido el apoyo de algo que ha nacido e ido creciendo por terquedad, tenacidad, capricho. Aquí nadie ha venido a decirme “yo le voy a dar tanto para que saque esto adelante”, sino que se trabajó una cantidad de tiempo en la Universidad del Valle, se cumplió el tiempo de jubilación, me jubilé de ahí y seguí haciendo esto por hobbie, entonces sí, he seguido haciendo esto por contribuirle al país y a la región».
SÓCRATES HERRERA, experto en malaria
Como su vida ha sido de retos, ahora enfrenta una nueva preocupación y es que ha evidenciado un aumento de casos de paludismo en Norte de Santander, que podría deberse a la masiva llegada de venezolanos. “En Cúcuta, por ejemplo, el año pasado aumentaron los casos de alrededor de 50 a más de 1.000. Cuando yo subo de 50 a más de 1.000 es veinte veces de aumento y esos son los que logramos identificar, pero puede haber dos mil, gente que le da miedo venir y contar su caso. Hace poco llegó a Cali un jovencito casi muriéndose de malaria, caso raro” . Entonces ahora está tratando de construir un centro de investigación al oriente del país, pero no es fácil porque los costos son enormes y además es la región más endémica. “A Cúcuta llegan las personas que pasan la frontera del puente, pero las zonas endémicas están en Tibú y es un territorio muy caliente”. Esas son las batallas que el científico y su equipo piensan continuar afrontando porque la meta es eliminar a mediano plazo los casos de malaria en dos poblaciones de Colombia: Buenaventura y Guapi. Han pasado 34 años desde que comenzó su trasegar investigativo, pero para el médico Sócrates es como si la lucha apenas comenzara.
¿Qué hacer para prevenir la malaria?
»Mantener libre de maleza los alrededores de la casa »Rellenar los charcos y mantener limpios los desagües »Mantener limpia y protegida las rejillas de las letrinas »Usar toldillo como medida de protección a la hora de dormir o descansar »Vestir con ropa que proteja de picaduras y utilizar repelente en lo posible »Fumigar con insecticida los lugares oscuros o húmedos de la casa »Poner malla en las puertas y ventanas de acceso a la casa »Si sospecha que tiene malaria, hágase la prueba en el centro médico más cercano. Siga el tratamiento hasta el final y trate de aislarse de su entorno familiar a través del uso de los toldillos.
POR: Gerardo Quintero | Editor nacional @Gerardoquinte
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