Volvo es una marca que no tiene la más mínima duda de su futuro eléctrico. Su ADN escandinavo no se lo permitiría. En esas tierras, la proporción de eléctricos vendidos supera por mucho a los de combustión y la ola eléctrica es un tsunami que para finales de esta década habrá superado a la propulsión fósil.
La electrificación de su portafolio está en marcha. y, tan solo este año, presentará varios 100% eléctricos. Para el 2030 todos lo serán. Por el momento, los únicos de la familia en tener electrones corriendo por su sangre son el crossover C40, y su hermano más cuadrado el SUV XC40 Recharge.
Dos modelos que son el ejemplo de la promesa futura que le hace la marca a sus clientes: seguridad, sostenibilidad y diseño.
El modelo que tuvimos a prueba es el crossover C40. Un elemento delata rápidamente su alma eléctrica. La ausencia de una parrilla y sus rines aerodinámicos. Lo demás nos recuerda rápidamente que estamos frente a un Volvo.
Es un diseño de carrocería definitivamente audaz y me tomó un rato apreciarlo realmente. Su silueta de fastback suave coronada por ese frente muy dinámico y muscular, contrasta con los trazos fuertes en los laterales, la forma de los difusores traseros aerodinámicos o las calaveras led. El todo te transmite familiaridad y fuerza. Además de ese toque que no entendía bien al principio: futurismo.
Un detalle que ejemplifica bien esta idea son las calaveras. Tienen la forma alargada y vertical clásica de Volvo pero, en esta ocasión, la parte superior pasa de ser una línea continua a cuatro rectángulos en línea. En el lado más orgánico está el trazo de los faros. Me recordó al trazo de una firma artística. Una hermosa claro, lo contrario al garabato que es la mía.
Esta elegancia discreta se sigue transmitiendo en el diseño interior. Las cabeceras delgadas, la palanca de cambios hueca, el retrovisor biselado sin borde, los paneles retro iluminados de noche y las costuras de los asientos son algunos de los elementos que se conjugan para darte una experiencia acogedora al viajar.
Y si de viajes se trata el C40 Recharge cuenta con una buena cajuela extensible fácilmente y, sobre todo, un frunk. Un atributo de cualquier eléctrico que se respete debe de tener. Aunque no fue esto, ni sus más de cuatrocientos caballos de fuerza, lo que me hizo enamorarme de esta primera propuesta eléctrica de Volvo.
Es la nueva integración de Google al info entretenimiento del automóvil que esperaba probar y no defraudó mis expectativas. El sistema es responsivo y el asistente de voz funciona perfectamente. Comandos de voz desde direcciones, preguntas generales sobre la existencia o, incluso, encender la aspiradora en casa para asustar a los perros mientras estás en el tráfico.
Tiene incluso mejoras sobre la integración de Google Maps que ofrece Tesla en sus autos. En el C40 Recharge puedes añadir etapas a tu trayecto mediante un simple comando de voz. Puede parecer una tontería pero ni Tesla lo tiene y es algo muy práctico.
¿Estás rumbo al dentista y se te olvido el efectivo para el estacionamiento? Sin problema añades la etapa por comando de voz y listo. Sin tener que quitar los ojos del camino. Y si de todas formas bajas la mirada, te sorprenderá agradablemente que el mapa está integrado elegantemente en la pantalla de instrumentos.
Como estamos manejando un eléctrico, el navegador tiene una pestaña especial que te indica dónde puedes cargar el vehículo y a qué velocidad de carga. El Volvo lo hace en treinta y dos minutos en carga rápida. Spoiler alert: en México la oferta de carga veloz está para llorar.
Esta integración tiene aún camino por recorrer, incluso si es punta de lanza. No es capaz de darte datos mecánicos sobre el auto, abrir o cerrar puertas o cajuela o incluso activar geofencing para vigilar que no se lo lleve de paseo el valet parking como otras apps premium (cof! cof! MBUX). Sin embargo este es un inicio prometedor.
El C40 Recharge que tuvimos a prueba fue el de doble motor o Twin Ultimate. Es una locura tener tanta potencia y torque en un auto relativamente compacto. Toda la experiencia es silenciosa. Desde que te sientas y un sensor detecta tu peso para encender el auto hasta esa aceleración a fondo que buscabas probar al enterarte de sus 0 a 100 km/h en 4.7 segundos.
Si no cierras bien tu puerta o no te has abrochado el cinturón romperán el silencio unos tonos armónicos agradables al oído que complementan la experiencia sónica o la ausencia de una. Aquí tuve un problema en decidir si estaba a favor o en contra de esto. No soy fan de los sonidos sintéticos “futuristas” que ofrecen varias marcas pero la ausencia total de estos me resultó un poco extraño.
Para colmar mi sed de sonido el Volvo viene felizmente con un buen sistema de sonido Harman Kardon. Tiene 600 watts de potencia y cuenta con 13 altavoces y un subwoofer. Un poco más de presencia en agudos y en espacialidad hubiera sido la cereza sobre el pastel aunque soy un poco quisquilloso en ese tema, no me hagan tanto caso. Suena muy bien.
Una vez rodando el auto tiene una personalidad joven y ágil. No lo esperas de Volvo. Agradecerás esa vitalidad y potencia al rebasar en un instante. Lo vuelve aún más seguro. En curvas sientes un auto equilibrado y divertido.
El único pero es que tanta potencia puede llevarte a quemar recursos fácilmente y su autonomía no es la mejor del mercado. Con unos 390 kilómetros en promedio la ansiedad de rango en viajes fuera de ciudad es una realidad.
El tener tracción en las cuatro ruedas te da control en curvas pero también la oportunidad de salirte del asfalto. No es un todoterreno de ruta, claro, pero si de aventuras en el bosque se trata, te llevará de picnic pasando por terracerías polvorientas sin tema.
La seguridad en un Volvo es cosa seria y en el recharge tendrás bolsas de aire frontales, laterales, de cortina, laterales de asiento y de rodilla de serie, además de su sistema patentado WHIPS, que evita latigazos en el cuello absorbiendo el impacto en la base del asiento.
Me di a la tarea de probar su asistente de manejo en carreteras civilizadas, es decir, pintadas correctamente. Se desempeñó muy bien. Mantuvo el centro y la distancia hacia otros vehículos. Su manera de frenar o acelerar también estaba bien calibrada y lo hacía con suavidad.
Cuando lo desactivaba me divertía probando su manejo de un solo pedal. Algo que, como el sonido, nos cuesta trabajo aceptar como millennials o boomers. Pero que las nuevas generaciones tomarán como lo más trivial y normal en el manejo diario. Y definitivamente es una experiencia que hay que probar para encontrarle el gusto.
Falta que Volvo nos ofrezca opciones intermedias del frenado regenerativo para que un conductor de eléctricos principiante le encuentre más rápidamente el gusto. Si no se tardará un rato en encontrarle el sweet spot y eso puede ser frustrante.
El Volvo C40 Recharge es una bestia disfrazada de suave lomito.
Un auto que te ofrece una experiencia eléctrica de las más completas y que es sustentable no solo en palabras. Desde cómo hacen sus baterías hasta cómo visten sus interiores. A mi gusto el tema a mejorar en este ejemplar es la autonomía. El C40 te invita a viajar pero sus 390 kilómetros dejan que desear.
Es tal vez mucha exigencia la mía. Pero frente a un auto eléctrico que tiene todo lo necesario no se puede flaquear. Y este detalle podría muy bien decidir a los que solo quieren invertir en tener un solo auto en la cochera. Los que lo quieren como segundo auto no lo duden, es el mejor de su segmento.
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